Los cuentos de hadas son un alimento muy especial para el alma infantil en nuestra civilización extremadamente intelectual. Debemos valorar con gratitud este legado que nos ha sido transmitido desde los tiempos antiguos. Inmerso en el mundo de los cuentos de hadas el niño crea durante esta edad las condiciones para el futuro desarrollo de su vida interior. Desde este lado de la vida la muerte se nos aparece como una disolución, como algo ante lo cual el ser humano sencillamente siente temor y horror